miércoles, 18 de agosto de 2010

Por si existiera la posibilidad de crear conclusiones dentro de las sugestiones de la masa y la dinámica en el metro?...



Las épocas en que tenían gran influencia las tradiciones y tendencias de los soberanos sobre los cambios sociales, ha sido sustituida por otra a la que Le Bon llama la “Era de las Masas”, mismas que, dependiendo de sus características, pueden llegar a ser denominadas “en determinadas circunstancias y solo en ellas” como masas organizadas o masa psicológica, a la cual Le Bon define como una reunión de seres humanos que tienen características diferentes y nuevas de las que tendrían de manera individual, unidas en una sola causa y/o fin las ideas y sentimientos de las unidades que forman dicha masa psicológica, quedando privada la personalidad consciente de cada uno de ellos siendo esta pérdida una de las premisas de su ley de la unidad mental de las masas.

Otro de los preceptos anteriormente ya enunciados para la realización de dicha alma colectiva es el cauce común de los pensamientos y sentimientos, por lo cual, individuos que se encuentren bajo la influencia de algo en especifico, al reunirse en cierta situación, formarán una masa organizada sin importar que sean pocos en cantidad. Es así como la capacidad de convertir en actos las ideas y emociones, es lo que distingue a las masas que nos ata;en. Asimismo es relativamente fácil que una población que se encuentra influenciada por ciertos aspectos ideologicos y motivacionales, sea candidata a formar una masa sin necesidad de una reunión física.

Es aquí donde el concepto de inconsciente cobra vital importancia debido a que para Le Bon dicha instancia tiene vital preponderancia en todos los actos del ser humano, estas “cualidades generales del carácter” derivan de la herencia y la educación, es por ello que personas diferentes en cuanto a nivel intelectual, serán similares en instintos, pasiones y sentimientos, cualidades imperantes dentro de la masa.

Para Le Bon el sentimiento de omnipotencia es derivado de esa sensación que la propia aglomeración le brinda, lo que hace que el sujeto ceda a instintos que en otra circunstancia (individual) se hubiera visto forzado a reprimir. Es así como el estado de anonimato que al mismo tiempo acarrea una carencia de responsabilidad, es una de las causas para la creación de las características principales de la masa.

Otra de las causas es el contagio mental, proceso que ocurre dentro de la masa y que va en contra de las características personales del individuo ya que este se olvida de sus propios intereses para entregarse a los de la colectividad. La sugestionabilidad, es lo que hace que los sujetos actúen de manera muy opuesta a como lo harían fuera del estado de la masa. Freud explica este proceso en base a las observaciones hechas a los individuos que pasando un tiempo determinado dentro de una masa activa, presentan características similares las del hipnotizado fascinado, paralizando la vida cerebral de este y quedando así a expensas de lo que su hipnotizador le dicte, pero en masa dicho aspecto se intensifica al ser de carácter reciproco.

En la masa, la moralidad del individuo puede tanto como elevarse por encima de su nivel ético individual, como descender muy por debajo del mismo, con lo cual se explicaría el que la masa sea capaz de crear los actos más heroicos así como los mas despreciables, a lo que Sigmund señala sin afán de criticar a Le Bon, una distinción entre las masas temporales (las descritas por Le Bon) y las que se establecen de manera permanente dentro de las instituciones, que ata;en a la vida cotidiana y que para este adquieren por ello mismo, un valor predominante.

Así como en los hombres primitivos, el poder de la palabra se ve reflejado en la masa, al tener el poder una frase de pacificar o violentar; la masa vive de ilusiones y exige ser dominada. En el texto constantemente vemos como Freud relaciona la vida anímica de la masa con la del neurótico por lo que es conveniente tener cierta noción de lo que es el aparato psíquico, el cual está formado por 3 sistemas:

El consciente, que se refiere al conocimiento inmediato, en base a la lógica y al principio de realidad puesto que su fin es la adaptación ya que se relaciona con los sentidos.

El inconsciente está impedido para el conocimiento del individuo, solo se puede inferir, es atemporal y no le afectan el espacio ni el pensamiento lógico. Lo rige el principio del placer propiciando la búsqueda por la satisfacción inmediata de los deseos.

El preconsciente, mismo que se encuentra en un determinado momento inconsciente pero no tienen que ver con motivos de represión por lo que es relativamente fácil el acceso al mismo.


Una descripción de la estructura del aparato psíquico también puede ofrecer un acercamiento para la relación que Freud hace de la vida psíquica con la de la multitud. Las instancias psíquicas que integran la estructura de la psique son: el yo, el ello y el superyó, siendo el “yo” el que representa a la razón y se rige por el principio de realidad, y se establece en el “consciente”. El “ello” se encuentra en el inconsciente y es donde se albergan los instintos, las emociones, es desorganizado y de un acceso dificultoso. Lo gobierna el principio del placer. En el “super-yo” se depositan las experiencias tempranas (niñez) que indican lo que está bien y lo que está mal, que implican a los padres y este es en parte inconsciente como consciente. Es aquí donde al entrar en conflicto el super-yo con alguna conducta, se provocará la culpa, siendo el yo el que debe buscar la armonización entre las tres instancias. Si se fracasa en la satisfacción de los deseos del ello, se produce una angustia neurótica, parecida a la que se produce en la colectividad que no encuentra bienestar.

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